Baylón (Madrid, 1958), es uno de los más intuitivos fotógrafos españoles, un creador de la calle, de muñeca —aferrado a su Rollei—, y dueño de un discurso tan desprendido de imposturas y maquillajes, como sujeto a la sorpresa y el arrebato de lo encontrado en la caza. Cuando decide positivar, lo hace compulsivamente para comprobar el porcentaje de aciertos. Las ciudades son los ojos que las miran, los animales, los que fuman, los que miran —aquí y en Lisboa, Benarés o China—. En las fotografías de Baylón el tiempo se detiene porque los retratados son intemporales y anónimos. Cualquiera de los grandes nombres de la Street Photography las hubiese firmado a ciegas.